miércoles, 30 de marzo de 2011

Por Matt

Caminaba por la playa de la mano de su madre. Ella sonreía y le contaba anécdotas sobre las pasadas navidades, los veranos en casa de su tío John... Su madre se agachó y recogió de la arena una concha, que estaba partida por la mitad -Cariño, vamos a encontrar la otra mitad- La pequeña Laura soltó una pequeña risotada -Pero mami ¿cómo quieres que encontremos la otra mitad? ¡La playa es muy grande, y el mar mas aún!- Su madre le acarició las mejillas -Cielo, cuando menos te lo esperes, cuando no la busques... aparecerá- Besó su frente -Ahora me tengo que marchar pequeña, pero no olvides lo que te he dicho- Y se adentró en el mar, como si no escuchara a Laura gritar -¡Mamá! ¡No te vayas! ¡No me dejes sola por favor!- Se despertó sobresaltada. Gotas de sudor se derramaban por su frente y el corazón le latía como si se le fuera a salir del pecho. Miró el reloj y eran las 4 de la mañana, y optó por levantarse a beber un vaso de agua. De repente sonó el timbre y del susto, derramó el agua en la mesa de la cocina -Joder, quien será a estas horas...- Se acercó a la puerta y posó el ojo en la mirilla. -¿Que haces aquí? ¿Pero tú sabes que hora es idiota? -Abreme por favor -No, largate -Laura, necesito hablar contigo -Pues yo no, largo o llamo al portero -Laura, estoy desesperado, si no me abres no se lo que voy a hacer -¿Qué quieres de mi? -Solo quiero hablar contigo -No son horas... mañana hablamos. Vete a dormir anda, que traes una cara... -Al darse cuenta de ello, Laura abrió la puerta de golpe y se acercó a él.-Eh, eh, Marco ¿estás bien?-Le pasó las manos por los ojos, pero Marco no se inmutó. Tenía la mirada perdida y las piernas le temblaban -No me jodas Marco, por favor- Laura apoyó a Marco en sus hombros y lo metió como pudo en casa. Le sentó en el sofá y cogió un barreño y trapos mojados en agua helada. Se arrodilló en frente de él -Venga Marco dime algo, lo que sea, cualquier cosa- Marco le perforó con la mirada -Ayúdame- Laura le pasó el paño mojado por la cara, la nuca y las muñecas -Tranquilo, no pasa nada- Se sentó a su lado en el sofá y le sujetó la cabeza. Marco se inclinó hacia el barreño y empezó a vomitar, Laura mientras, le acariciaba la espalda y sujetaba con fuerza su frente. Horas más tarde Marco se quedó dormido y Laura llamó a la cafetería -Eh... hola Jake, verás, tengo un problema...-Miro a Marco, pero decidió no decírselo -Nada, nada serio, no te preocupes. Ayer me sentó fatal la cena y me he pasado toda la noche vomitando... si, muy agradable. No creo que pueda ir al turno de mañana, ¿supone algún problema?... muchas gracias, nos vemos luego, si... adiós- Tras colgar se acercó a Marco y le dio unos pequeños golpes en la mejilla -Marco... venga, despierta, tienes que comer algo...-Marco abrió los ojos poco a poco -Hola... -Hola, anda, hola-Laura sonrió- Ayer me diste un buen susto -Ayer me dí un buen susto -Tienes que comer, he comprado un par de tabletas de chocolate, te caerán bien, ya verás -No puedo comer nada, solo de pensarlo...-Se tapó la boca con la mano -No Marco joder, no tienes nada en el estómago. Hazme caso -Está bien...-Laura le dio un trozo de chocolate. El primero se lo comió con desgana, pero los demás se los comió en un segundo. Sentía como la tensión le iba subiendo poco a poco -Gracias... -Nada... pero, ¿Cómo es que acudiste a mi? -Sé que tu sabes de estas cosas -¿Qué sabes? -Me dijiste el otro día en la cafetería que por desgracia si sabías de esto... me pilló cerca de aquí y me encontraba fatal, la primera persona que se me pasó por la cabeza fuiste tú y... lo siento, no debí haber venido a esas horas y en esas condiciones. -No pasa nada... mejor que te pasara aquí que en la calle -Todo eso que hiciste... ¿como...? -Mi hermano. Mi hermano era como tú. Tenía que hacer estas cosas muchas veces a lo largo de muchos años, hasta que él ya no aguantó más... -¿Qué le pasó? -Se fue. No se nada de él desde hace 7 años. -¿Porqué se fue? -Porque no podía dejarlo, y no podía seguir viéndonos a mi madre y a mi sufrir. Yo quería ayudarlo, pero las personas como él están tan trastornadas que no se dejan, no quieren ayuda y no admiten su situación... hasta que se ven tan desesperados y se marchan, como le paso a Matt, o hasta que mueren... -Yo no se que va a ser de mi Laura... -Tu eres un hombre al que le van bien las cosas. Tienes estudios, trabajo, dinero, una familia... tu situación es ejemplar, y en serio, no entiendo cómo has acabado así. Tú puedes dejar esa costumbre, porque lo tuyo no es un vicio, es una costumbre... -Cada vez me cuesta más -Pues... es cuestión de fuerza de voluntad Marco...-Marco agachó la cabeza - Bueno, dúchate. Te he lavado la ropa que llevabas ayer, ahora te la dejo en la habitación. -¿Porqué haces esto? -Porque eres el hermano de mi mejor amigo, y no quiero que Jake termine como yo he terminado. -¿No lo haces por mi? -No lo se -¿No lo sabes? -No se que pensar de ti. -No pienso volver a estar así -Eso depende de ti Marco -Lo se...- Marco se levantó poco a poco y se metió en el baño. Laura recogió el salón y la cocina y le dejó su ropa en el baño. -Bueno... yo me tengo que ir, en el trabajo se estarán preguntando donde estoy -Vale. Y deja de hacer tonterías anda, no te abriré la puerta en estas condiciones nunca más -¿En que condiciones me abrirías entonces la puerta Laurita?-Laura le sacó el dedo -gracias... por cierto, ¿tú y Jake...? -Yo y Jake nada -Por cierto, ¿tú y yo...? -Dios Marco largate- Marco soltó una carcajada -Vale vale, ya me voooy...- le dio un beso en la frente- Hasta otra Laura... -Anda, adiós- Laura sonrió y Marco salió de la casa Laura respiró aliviada. Miro cada rincón de la casa recordando todo lo que había pasado anoche. Nunca imaginó que ayudaría a Marco en algún momento y recordó las palabras de su madre "Cuando menos te lo esperes, cuando menos lo busques..." y se estremeció -Joder mamá, a veces das miedo...- Pero se sintió bien, había ayudado a una persona que desesperaba, como desesperó en aquel tiempo su hermano Matt. Entonces recordó las palabras de Marco "Tú y yo..." y pensó en lo ridículo e inmaduro que había sido esa noche. Se sentía tan satisfecha que no pudo imaginar quién entraba en su portal a la vez que Marco salía...

domingo, 27 de marzo de 2011

Actitudes

-Un café solo- Laura estaba de espaldas a la barra apuntando un par de pedidos en una libreta. -Enseguida caballero- Contestó con simpatía. Cuando se giró le cambió la cara y se cruzó de brazos. -Vamos, no tengo todo el día... - Laura sirvió un café y se lo puso con brusquedad en la barra. -Que le aproveche- Marco pegó un trago y puso cara de circunstancia -Está horrible... echale azúcar -Tienes el azucarero a 20 centímetros de tu mano, a ver que tal se te da -Ui... te vas a quedar sin propina, Laurita -Sobreviviré -No lo creo, con la mierda de sueldo que tienes que tener... -Eso a ti no te importa -Cierto, no me importa...-Laura no le dejó terminar y salió a limpiar una mesa. Marco la siguió, café en mano. -¿Porqué eres tan mal educada? -Estoy trabajando -No, un cliente te está haciendo una pregunta a la que tú estás haciendo oídos sordos, por lo que no estás cumpliendo con tus obligaciones. ¿Donde está la hoja de reclamaciones en este antro?- estas palabras acabaron con la paciencia de Laura. -¿Quién mierda te crees? -¿Cómo? -Que quien te crees para hablarme así -¿Enserio quieres que te conteste? -Venga, iluminame -Soy el hijo del dueño de esta cueva -Pues me importa una mierda, deja de molestarme y vete a incordiar a otra parte anda. -¿Perdón? ¿Quien eres tú para decirme lo que tengo que hacer? Pero si eres un bicho escuálido que no sabe hacer nada más que limpiar mierda de las mesas de una cafetería en la que apenas entran 5 personas al día. Y aún así te crees la dueña del mundo ¿Crees que lo puedes conseguir todo? No, que va, tu solo sirves para servir a los demás. -¿Has acabado? -No, esto no ha hecho más que empezar -Mira, te voy a ser sincera, me importa una mierda que una persona como tú me insulte y me torture, porque estás gastando saliva, a mi tus tonterías no me afectan, y si tienes problemas, corre a pagarlos con los que tengan la culpa, pero a mi, me dejas tranquila. -Crees conocerme? -Sólo se que estás echando tu vida a perder- Marco soltó una carcajada -Y ahora si me haces el favor, quitate la porquería que tienes en la nariz y largate -Nervioso, se frotó la nariz y miró a Laura con desprecio. -No sabes nada -Si, por desgracia si se- Marco dio un golpe fuerte a la mesa -Fíjate, cambios bruscos de humor, comportamientos violentos... ¿sabes que esos son signos de una drogodependecia Marco? Me va a dar mucha pena cuando un día tu padre entre por esa puerta y me cuente lo que te está pasando, pero no me dará pena por ti, me dará pena por Nick y Jake -Marco agarró fuerte de las muñecas a Laura -¿Te crees muy lista no? -Marco, sueltame -¿Que te suelte? -Marco, me estás haciendo daño, sueltame- Las muñecas de Laura comenzaron a ponerse moradas- No sabes lo que haces, para, te vas a arrepentir- Marco miró las muñecas de la muchacha y las soltó. -Yo... yo no quería, lo siento, yo... -Tienes un problema -Yo no tengo ningún problema, tú me has provocado- Gritó. -Tu sabrás lo que haces, pero me acabas de hacer daño, ¿Quién puede ser el siguiente?- Marco salió hecho una furia de la cafetería. Se encontró con su hermano en la puerta, al que apartó de un codazo. -¿qué le pasa? -No se... -Dijo Laura, escondiendo las muñecas tras su espalda -¿Cómo que no lo sabes? ¿qué le has dicho? -¿Porqué supones que yo le he dicho algo, Jake? -Lo se, ¿Que ha pasado? -Nada joder, le he servido un café y se me olvidó echarle azúcar, sabía muy mal y se ha ido así ¿Yo qué quieres que haga Jake? -¿Ha sido por eso por lo que se ha ido así? -Si... -Bueno... está bien -Se habrá levantado con el pie izquierdo, déjalo -Vale vaaaaale. Buenos días guapa, voy a cambiarme -la besó en la mejilla -Buenos días... -Laura respiró aliviada

domingo, 20 de marzo de 2011

The sunshine goes down




Se asomó a la ventana y buscó el sol sin encontrar nada más que unas nubes negras y los árboles del Estatal Ludington agitándose con el viento. Sonó this shit getz old y sonrió, era el tono de llamada de Jake.
-¿Qué pasa Jake?
-Hola guapa. Hoy, domingo lluvioso y frío ¿Tiene usted algo que hacer?
-Por el momento la señorita tiene que desayunar- Soltó una carcajada.
-¿Jake?... se ha cortado, mierda.

Veinte segundos después sonó el timbre. Laura se desperezó y caminó hasta la puerta. Apoyó la cabeza en ella y sonrió
-¿Quien osa interrumpir mi sueño?
-Unos donuts y un café. Ya les dije que eran unos maleducados, pero hicieron oídos sordos.
-Eres tonto
-Y tu pesada, abre la puerta- Laura vaciló unos instantes y abrió la puerta.
-Oh dios mío, un cadáver... voy a llamar a la policía...-Laura le soltó un codazo
-Si no te gusta lo que ves no haber llamado a la puerta a las 10 de la mañana de un domingo
-Si estás muy guapa.
-Y qué te trae por aquí tan temprano Jake..
-Pues tengo un plan para esta noche
-¿De qué se trata?
-Pues es un concierto en Detroit
-Ah... ¿Quién toca?-Colocó los donuts en la barra de la cocina
-The sunshine goes down
-No me suenan...
-Están empezando, pero llegarán lejos.
-Bueno, está bien.
-Te recojo a las 7, ¿vale?
-Vale petardo.

Jake besó la mejilla de Laura y salió por la puerta con un donut en la mano. Laura se dió una ducha y salió a dar un paseo. Pasó por la puerta de la floristería y asomó la cabeza. El chico de la última vez estaba allí. Dudó un segundo si entrar, pero se acercó al mostrador.
-Hola-Sonrió
-Hola... vaya hola-El dependiente soltó una carcajada
-Oye... siento mucho haber sido tan borde la última vez que estuve aquí, no era un buen día.
-Oh, no importa, cosas peores se ven por este barrio
-¿De verdad?
-No, en este barrio no pasa nada interesante la verdad-Laura sonrió- Pero en serio, no te preocupes.
-Bueno, tengo prisa, hasta otra- Laura esbozó una sonrisa torcida y salió de la tienda. Decidió acercarse un poco más al centro y ver un poco más de Michigan. Entró en una tienda y compró un par de sudaderas. Pasando por un escaparate se quedó embobada en un vestido que había expuesto. Era de un solo tirante, se ajustaba debajo del pecho y luego se abría, con una tela algo vaporosa y ligera en color azul claro. No lo dudó un segundo, ese vestido sería suyo, para una ocasión especial. Dejó de soñar y se llevó comida china a casa.
Estaba tan cansada que se quedó dormida. Cuando despertó ya eran las 6 y cuarto -Mierda, mierda y mierda, que me he dormido- Saltó del sofa y corrió hacia su armario. Escogió unos pantalones vaqueros y una camisa de cuadros que llevaría sobre una básica de tirantes azul marino. Se puso unas converse y se maquilló un poco. Llamaron al timbre, Jake ya llevaba abajo esperando 5 minutos.
-Lo siento lo siento lo siento, me he quedado dormida
-Yo creo que la moscá tse tse se ha cebado contigo
-Calla y vámonos, que llegamos tarde
-Si, mi capitán.
Laura adoraba ir en la moto de Jake. Sentía como el viento le acariciaba las mejillas y respiraba muy hondo. Esa sensación de adrenalina le recordaba a su madre. Una hora más tarde llegaron al bar. Unas letras rojas les daban la bienvenida "The roadhouse".
Al entrar vio como Jake sonreía mirando a la barra.
-Allí está...-
-¿Quién?- Jake no le contestó. Se acercó a la barra y besó a una chica en los labios.
-Oh...-Laura sonrió y se sentó en una mesa. Vio como Jake las presentaba en la distancia. La chica la saludó y le dedicó una preciosa sonrisa, Laura la correspondió.



miércoles, 16 de marzo de 2011

Marco

-¿Qué se le ofrece?
-Un café solo por favor
-Enseguida

Laura esperó a que se calentara la cafetera. Observó que el muchacho sacaba un cigarro de su cartera y buscaba el encendedor entre los bolsillos de su abrigo.

-Disculpe- El chico hizo oídos sordos a la llamada de atención de Laura.
-Disculpe, aquí no se puede fumar- A Laura le temblaban las piernas, nunca antes había llamado la atención a nadie. El muchacho la miró desafiante.
-¿Cómo?
-Lo siento, pero si quiere fumar tendrá que salir a la calle
-No veo ningún cartel que lo impida.
-Mire, no hay cartel, pero tengo ordenes estrictas de que no deje fumar a nadie aquí dentro. Si tiene algún problema, hable con el encargado, yo solo soy...- El chico se bebió el café de un trago y miró a Laura -Invita la casa ¿no?- Laura se quedó paralizada y vio como el chico salía de la cafetería. -Vaya un idiota...
-¿Qué pasa Laura?
-Nada, un grosero.
-¿Que ha pasado? ¿Te a hecho algo?
-No, Jake, no. Se quiso encender un cigarro dentro de la cafetería, le dije que no estaba permitido, se bebió el café y se fue sin pagar.
-Oh ya veo...
-No te preocupes, lo pondré de mi bolsillo, ha sido culpa mía...
-No, no hace falta
-No voy a dejar que lo pongas tú..
-Nadie lo va a poner, ese chico puede tomar los cafés que se le antojen.
-Vaya, que suerte, ¿Y se puede saber porqué?- Laura soltó una carcajada.
-Porque ese chico es mi hermano.
-No lo sabía... lo siento, tendría que haber dejado que fumara dentro, nadie me avisó...
-No importa, él siempre tendrá prioridad para todo, recuérdalo -Dijo Jake, algo molesto.
-Pero Jake, no entiendo... -Jake no le dejó terminar y se fue a la cocina. Laura atendió un par de clientes y limpió las mesas. Se sentía culpable, algo pasaba entre los dos hermanos, y ella solo quería ayudar. Cuando terminó el turno de mañana sirvió un par de cafés en una mesa y llamó a Jake.

-¿Jake?
-Dime
-¿Puedes venir un momento?
-Si, claro- Sonrió al ver que laura le esperaba en una mesa con un par de cafés -Tengo muchas cosas que hacer Laura... ¿Porqué no lo dejamos para luego?
-Ahora, siéntate. -Jake, resignado se sentó en frente de Laura -¿Qué pasa Jake?
-Nada ¿Qué va a pasar?
-¿Porqué has reaccionado tan mal cuando te he contado lo de tu hermano?
-Digamos que Marco y yo no nos llevamos del todo bien...
-Continúa
-Eres una cotilla
-No, sólo quiero ayudarte, trabajo aquí, y eres el único en el que puedo confiar...
-Pues... Marco siempre fue el predilecto. El fue a la universidad, sacó su carrera de medicina, y ahora está comenzando un proyecto con un colega suyo para montar una clínica cerca de aquí. Mi padre adora a Marco y...
-A ti también te adora, no digas estupideces.
-Yo llevo aquí desde que tenía 13 años, nadie me dio la opción de ir a la universidad. Terminé el instituto con matrícula, podría haber tenido mil oportunidades en la vida. Y lo único que mi padre quiso para mí es que llevara el negocio. Ah, y mi sueldo paga los cafés que Marco se toma todos los días.
-A ver Jake, por lo poco que se de tu familia, y lo que veo cada día, es que tu padre te quiere. Si decidió que lo mejor que podrías hacer es quedarte en la cafetería, es por tu bien. Si te deja a cargo de la cafetería y a tu hermano no, es porque confía en ti, y sabe que puedes llevar la cafetería mejor que él.
-Si eso ya lo se...
-¿Nunca le has planteado a tu padre lo de la universidad?
-No quería decepcionarle...
-Jake, si no lo intentas, nunca lo sabrás. Tu padre no sabe lo que quieres en la vida, a lo mejor si le dices que quieres ir a la universidad te apoya...
-No se, ya lo pensaré, pero gracias Laura, se que puedo contar contigo- Se levantó de la mesa, besó a Laura en la mejilla y entró en la cocina. Minutos más tarde salió con un par de cascos y unas llaves en la mano.

-¿Quieres que te acerque a casa?
-Vivo cerca, puedo ir andando.
-Va, déjame que te ahorre tiempo.
-Está bien


Jake acercó a Laura a casa, en un par de minutos ya estaban allí. Laura había hecho un amigo en Michigan. Ese fue el principio de una gran amistad.










martes, 15 de marzo de 2011

La excepción

Se enfundó unos pantalones vaqueros, una sudadera y unas botas y salió de casa. Era su primer día en la cafetería y llegaba media hora antes. No pudo pegar ojo en toda la noche, estaba emocionada. Era la primera vez que se valía por sí sola en una ciudad tan grande y sin apenas conocer a nadie. Cuando entró en la cafetería, Jake estaba sentado en la barra, apuntando los primeros pedidos.
-Hola Jake
-¿Qué hay Laura?
-¿Qué haces?
-Apuntar los primeros pedidos, a la gente se le abre el apetito cada vez más temprano.
-Desde luego, tan solo son las 7.
-Bueno, es lo que tiene. Entra en la cocina, Nick te dirá lo que tienes que hacer hasta que esto se llene un poco.
-Me estoy asustando.
-Aquí no entra gente muy variopinta, no tengas miedo, enseguida conocerás a los clientes por su estómago
-Ah...


Nick salió de la cocina, estaba sudando y con el mismo delantal del día anterior, lleno de manchas de keptchup y grasa. Le lanzó una mirada furtiva a Laura
-Hombre... si esta aquí la pequeña Laurita, mirando el techo y poniéndole ojitos tiernos a un empleado... buen comienzo, si señor
-No señor, yo solo...
-Ella acaba de entrar por esa puerta Nick, ¿porqué no te comportas como un caballero y le dices lo que tiene que hacer?
-Si no fueras mi hijo estarías despedido.
-Si no fueras mi padre no trabajaría en este antro.


Nick soltó una carcajada y le hizo una señal con la cabeza a Laura para que entrara en la cocina. Esa mañana iba a ser agotadora, Laura tenía que encargarse de la plancha en el turno de día, y los clientes no hacían otra cosa que pedir huevos y bacon. En el turno de tarde, limpiaría la cafetería. Era un trabajo bien pagado, asi que no se le ocurrió poner pegas.
Acabó a las 7 y media de trabajar y estaba agotada. Se despidió de Jake y subió a casa a darse un baño, y a cenar algo rápido y acostarse. Sus planes se torcieron cuando alguien llamo a la puerta y pospuso el baño relajante para un par de horas mas tarde.
-¿Quién es?- Laura no quiso abrir, pero de repente escuchó un silbido, una melodía que le recordaba terriblemente familiar. Puso los ojos en blanco y susurró "No me lo puedo creer... cínico"
-Si, Lali, yo también me alegro de oírte. ¿Me abres?
-No me llames Lali. ¿Qué te hace pensar que te voy a abrir la puerta?
-Que esta es mi casa, y si me da la gana te desahucio.
-Esta es mi casa, tú me la regalaste, soy propietaria, ¿Recuerdas aquel papelito amarillo tan insignificante? Si, era el contrato de propiedad.
-Vale, ¿Has acabado ya el discursito de hija despechada? Ábreme la puerta, anda.

Laura, resignada, abrió la puerta y miró al suelo. Su padre se inclinó y le besó la frente, gesto que Laura no acogió con demasiada alegría. Era un tipo alto, de unos 50 años, con el pelo canoso, y unas facciones atractivas. "Está igual que siempre" pensó Laura.
-Me llamó el portero diciendo que alguien se había mudado al piso. Quería comprobar con mis propios ojos que mi Lali estaba hecha una mujercita, tal y como me dijo el pobre hombre.
-Ya lo has visto, ahora largo.
-Lali, Lali, Lali... papá te trae un regalo- Roberto sacó un ramo de rosas blancas de detrás de su espalda. -Tachán- Masculló.
-Vaya, que bonitas...
-Si, las preferidas de tu madre, como ella solía decir "Nunca te...
-Nunca te pincharás con la espina de una rosa blanca, ya lo se, lo oí durante años, cosa que tú no experimentaste.
-Pues debo ser la excepción -Roberto le mostró un dedo a Laura, tenía un pequeño pinchazo en el.
-Siempre fuiste la excepción...
-Lo cierto es que os extrañé mucho.
-No se nota, ni si quiera te dignaste a aparecer por el funeral
-No me informaron de que tu madre había muerto hasta un mes después, no fue mi culpa.
-Roberto, que es lo que quieres exactamente.
-No me llames así Lali, soy tu padre...
-No me llames Lali, soy Laura...
-Está bien cabezona, solo quería pasar a saludar. Estaré un par de meses por la ciudad, cosas de negocios... He visto el antro en el que trabajas, y creeme, puedo ofrecerte un trabajo mejor.
-Tu nunca me quisiste ofrecer una vida mejor, ¿Porqué ahora?
-Porque la vejez te hace darte cuenta de muchas cosas.
-Pues deja de darle vueltas, no quiero nada tuyo. Este piso es mío, yo lo estoy pagando con mi sueldo en la cafetería. La gente es agradable y me pagan bien. No necesito nada más. He venido a Michigan a empezar de cero, y tú precisamente no entras en mi nueva vida. Tu elegiste irte con aquella chica, y yo lo respeto. Ahora respetame tú a mi, y márchate.
-Lali...
-Si aún me quieres un poco, márchate y déjame empezar sola.
-Pero déjame decirte una cosa antes de irme
-Tu dirás
-Tienes mi apoyo incondicional siempre que me necesites.- Roberto agachó la cabeza- Estás muy guapa Lali.
-Eres el único que me llama de esa forma tan ridícula, papá. No me llames Lali, que ya no tengo 5 años...
-Sabes que yo siempre seré la excepción- Sonrió, besó la frente de Laura y cerró la puerta tras su espalda.
Laura se quedó mirando las rosas blancas y acercó la nariz al ramo, perdiéndose en su olor.
-Me da a mí que esto no acaba aquí...

lunes, 14 de marzo de 2011

Nick's

Laura decidió ir a dar una vuelta por la calle principal, para conocer un poco lo que tenía cerca y familiarizarse. Conforme iba andando reconoció tiendas de ropa, un mcdonalds y poco más. Al final de la calle había una floristería y decidió entrar. La tienda desprendía una increíble fragancia y los olores de las flores más bonitas se mezclaban formando un exquisito perfume. Su vista se centro en una rosa blanca que permanecía sola dentro de un jarrón de cristal, estaba preciosa. Se acercó a la rosa y recordó aquellas palabras de su madre "Las rosas blancas son preciosas... son inocencia y pureza. Nunca te pincharas con la espina de una rosa blanca" y decidió comprarla. El dependiente que la atendió tendría su misma edad, era muy atractivo, pero no despertó ninguna curiosidad en Laura.

-¿Qué se te ofrece?
-Esta rosa por favor
-Buena elección- Le sonrió a modo de coqueteo.
-Lo es. ¿Qué le debo?
-Son 10 dólares por favor.
-¿10 pavos por una rosa blanca?
-La última siempre es más cara
-Pues si tú lo dices... -Sacó el dinero y dejó que el chico le cobrara.
-¿Alguna tarjeta en especial?
-No, gracias, es para el salón de casa.
-Ah bien... - Se sonrió- Pues aquí tienes.
-Gracias - Laura no le devolvió la mirada y subió a casa.

Durante toda la noche estuvo viendo viejos vídeos, hablando por teléfono con sus amigos de Jounters. A la mañana siguiente decidió ir a desayunar a una cafetería y al entrar vio un letrero de "Se necesita dependiente, infórmese aquí". Mientras estaba desayunando se planteó el ponerse a trabajar, el dinero no le duraría siempre, y si había pagado 10 dólares por una simple rosa... la cosa no estaba como para gastar.

-¿Buscas trabajo?
-¿Cómo dices?
-Que si buscas trabajo- Un chico le gritó desde detrás de la barra.
-Eh...
-Te he visto leer el cartel, ¿Te interesa?
-Si, supongo.
-Pasa por aquí, Nick te explicará todo lo que necesitas saber.
-De... de acuerdo.

Laura entró en la concina y Nick, un tipo gordo, grasiento, aunque la mar de agradable le contó todos los pros y contras de trabajar en su cafetería. Le explico los horarios, y la mítica frase de "El cliente siempre tiene razón" que era sagrada en Nick's. No había contrato, solo un apretón de manos, y Laura ya no estaba para desconfiar de sus nuevos compañeros. Aceptó el trabajo.

-¡Laura!
-Dime- Se volvió apresuradamente
-Em... empiezas mañana a las 9, sé puntual, a Nick no le gustan los retrasos.
-De acuerdo...
-Jake
-De acuerdo Jake, gracias.

Laura salió de la cafetería orgullosa de si misma por haber encontrado un trabajo tan asequible y tan cerca de casa en sus primeras 48h en Michigan. Mientras, alguien observaba a Laura desde la floristería, con una sonrisa y un ramo de rosas blancas.

Laura

Podía ver como las nubes pasaban, y sentirse grande al ver la ciudad a sus pies tan pequeña. Una pequeña lágrima rodó por su mejilla y un suspiro silenció sus pensamientos. Su madre se fue tras un verano maravilloso. Había podido despedirse de ella y darle todo su amor y los últimos besos. Habían llorado, reído, caminado por la playa, mirado las estrellas desde aquel balcón en Joulters Cay... Escuchó entonces la voz de su madre, que le decía "Laura, cada vez que respires, cada vez que pienses en mí, estaré a tu lado" "¿Aunque no te pueda ver mami?" "Aunque no me puedas ver".

Después del funeral, esperó a Max durante horas sentada en el porche de la que sería su futura casa. El móvil estaba apagado y no había nadie en su casa. Tenían planeado escaparse unas semanas para alejarse de todo aquello y hacer que Laura olvidase el vacío que había dejado su madre en la casa de Joulters. Pero Max no apareció. Tres meses después Laura cogió el primer vuelo que le llevaba a Michigan, a su nuevo hogar.

Al llegar a Michigan cogió un taxi en el aeropuerto, y sacó un papel de su bolsillo. El papel contenía la dirección del piso que su padre le había regalado años atrás para compensar el vivir lejos y con su nueva familia. Al llegar al piso quedó boquiabierta, era un ático grande y espacioso, con una ventana circular que daba al Estatal Ludington. Soltó sus maletas y se metió en la bañera. Pensó en muchas cosas antes de quedarse dormida.

Horas después despertó y se vistió, en Michigan comenzaba a hacer frío y el sistema de calefacción de la casa no estaba encendido, así que se cubrió de mantas y se sentó en la ventana circular. Alguien llamó a la puerta:

-Hola- Dijo.
-¿Qué haces tú aquí?
-Laura, olle lo siento, nena escúchame...
-Te necesitaba, te he estado necesitando durante tres meses y tú me has dejado sola en esto -Laura rompió a llorar sin poder evitarlo.
-No, verás, es que Joe...
-Es que Joe, siempre es Joe...
-Teníamos un partido muy importante, no me imaginé que Sarah...
-Que mi madre muriera tan pronto ¿No?
-Laura, joder, lo siento, déjame estar contigo.
-Tres meses Max, tres meses sentada cada noche esperándote en la escalera. Ni una llamada, ni un mensaje, ni una señal ¡Nada! y pretendes que ahora te deje pasar a mi casa como si nada...
-Laura, te quiero.
-Pues yo a ti no, márchate y no vuelvas nunca más, no quiero verte.
-Laura...
-Adiós Max- Cerró la puerta de golpe, esperando haberle dado en la cara con ella.



-Ya es hora de empezar Laura, comienza una nueva vida.

domingo, 13 de marzo de 2011

Sólo se vive una vez.

Dale la espalda a los problemas


Sonríe, vive, grita cuándo quieras hacerte oír





Cómele a besos, no te cortes




Ríete y hazle reír





Vive los mejores momentos con las mejores personas






Disfruta de la vida porque es maravillosa




Y tú también


Miedos


Miedos, miedos que se introducen en nuestro subconsciente, que nos bloquean, que nos palidecen la cara, que hacen que nos tiemblen las piernas y nos den escalofríos. Miedos como los bichos, el hombre del saco, la oscuridad, las serpientes, los payasos...la soledad.

Todos tenemos miedo a la soledad, a estar solos o a quedarnos solos en un futuro. ¿Nunca te has parado a pensar, querido lector, en como sería una vida llena de soledad?. Yo creo que sería algo descabellado, ilógico, algo que nos volvería locos. Mínimos detalles como: "Buf, estoy fatal, no tengo ganas de nada, voy a llamar a..." NO, no vas a llamar a nadie, recuerda, estás sola, y ni siquiera te has dado cuenta. O, sencillamente: "necesito un abrazo, una caricia, un beso..." NO, no vas a recibir un beso, ni una caricia, ¿y un abrazo? por favor ¿en qué estás pensando? ESTÁS SOLA! Nadie a quien acudir, nadie con quien pelearse, nadie a quien besar, nadie a quién engañar, nadie a quien amar, nadie en quién confiar, porque estás sola. Grandes temores, si, lo son. Pero yo no estoy sola, yo tengo a mi familia, a mis amigas, a mis amigos, un gran amor, y mil cosas que hacer todavía. Mi mayor miedo es la soledad, el que no quede nadie, el vacío. ¿Cual es el tuyo?