jueves, 21 de abril de 2011

Calle abajo

-¿Qué tal te fue anoche?
-Bien... muy bien
-Cuéntame pequeña- Le dio pequeños codazos en el costado
-Ai, déjame
-Ohhhhh... a Laura le han dado un besito aquí- Posó su dedo en el labio de Laura
-¿Tienes cinco años? por favor Jake, deja de hacer el tonto
-¿No me lo piensas contar?
-Va... siéntate- Apoyó los codos en la barra- bien... me llevó a un restaurante perdido en Detroit
-Il Gabbiano
-Si, ¿Cómo lo sabes?
-Es... complicado. A lo mejor no te lo debería contar...
-Dime
-Allí fue donde le pidió la mano a una chica fue en la fiesta de la facultad, y ella le rechazó
-Si, me lo contó. Nos encontramos con ella mientras cenábamos
-Oh, bueno, continúa
-Nos lo pasamos bien, hablamos, nos reímos, nos conocimos mejor... no se, fue agradable. Luego me acompañó a casa y nos dimos un beso, ya está, no pasó nada más.
-Así que ahora eres mi... ¿cuñada?
-No, no soy tu cuñada, Marco y yo no estamos juntos.
-Pero lo estaréis...
-No lo creo. Pero bueno, vamos a esperar a ver que pasa.
-Esta bien. Bueno, ahora atiende esa mesa y...
-Oye Jake. Mira, te voy a ser sincera ¿vale? hay alguien que nos vigila, y me estoy asustando
-¿Qué?- Jake soltó una carcajada
-Jake, es enserio, alguien nos vigila
-¿A ti y a mi?
-Si Jake, si
-¿Y porque dices eso?
-El otro día, cuando viniste a mi casa a visitarme cuando estaba enferma, dejaste una bolsa con chocolate y demás en la mesa de la cocina antes de irte
-Si
-Cuando fui a abrir la bolsa, encontré esta carta- Se sacó el sobre del bolsillo de los vaqueros y se la dio al muchacho. Jake la leyó de arriba a abajo, unas cuantas veces, y su sorpresa fue mayor a cada palabra que leía
-Esto no lo he escrito yo Laura
-Ya lo se
-Seguro que ha sido Marco, quería gastarnos una broma...
-No, Marco no ha sido, ya le pregunté y me lo negó
-¿Y ahora tienes confianza plena en el?
-No es eso Jake, no pudo ser el
-Me lo crucé en la escalera de tu edificio, seguro que metió la carta en algún momento en el que me despisté. Se va a enterar...
-No fue el Jake
-Dame una razón de peso por la que debería pensar que no fue el
-¿Porqué iba a hacerlo? no tenía ningún motivo. Él me iba a pedir salir horas después, no iba a hacer que te declarases. Podría haber corrido el riesgo de que yo sintiera lo mismo por ti.
-Ya... y no es así ¿no?
-No, me habría lanzado a tus brazos al día siguiente en la cafetería. Y tú me habrías puesto cara de... ¿Que coño haces Laura?- Laura soltó una carcajada
-Si, la verdad es que lo habría flipado un poco- Jake sonrió
-El no ha podido ser
-Yo no lo veo tan claro
-A parte el pasó la noche en mi...- Laura miró al suelo. Se dio cuenta de que había hablado de más.
-Que pasara la noche en tu edificio no justifica nada. Pudo ser el perfectamente- Marco entró por la puerta en ese preciso instante.
-¿Qué pasa hermanito? Hola Laura- Saludó a Laura dándole un beso en la mejilla
-¿Porqué eres tan gilipollas?
-Jake, Jake, Jake... con insultos ya tan temprano... ¿Te has levantado de mal humor?- Dijo Marco con sorna
-¿Porqué escribiste esta mierda?- Jake le tiró a la cara el sobre con la carta
-¿Cómo?- Marco cogió la carta y se dispuso a leerla en voz alta- Querida Laura, no me he atrevido a hablar esto contigo aún, blablabla, me importas más de lo que esperaba, ohhhhh conmovedor, las cartas de amor no son mi fuerte... oh Jake, que tierno eres, esto es tan...- No le dio tiempo a terminar, Jake le propinó un puñetazo en la cara.
-¡Jake que coño haces!- Gritó Laura
-¡Es un gilipollas y un prepotente y estoy harto!¡Yo no he escrito esa carta!
-¡Ya ha quedado claro que no la has escrito! ¡Ya ha quedado claro que tú nunca podrías sentir algo así por una chica como yo! ¡ya lo he entendido!-Gritó- ¡No tenías porqué pegarle!-Jake miro a Laura. Las palabras se tropezaban en su garganta. Quería gritar, quería matar a Marco por humillarle ante la gente, y sobre todo ante Laura. Pero no podía gesticular, no podía sacar todo lo que tenía dentro. Salió corriendo de la cafetería, calle abajo.
-Ah, joder ¿Jake hace pesas ahora? dios...
-¿Estás bien?- Laura rodeó la cintura de Marco y lo llevó como pudo a la cocina- Ya es la segunda vez que te tengo que llevar en brazos en dos semanas- Sonrió
-Cierto- Intentó sonreír, pero su labio partido le dio un aviso- Ah, joder...
-Ais...- Cogió un hielo y lo lió en un paño
-No me vayas a pasar ese pañuelo lleno de gérmenes por la cara. Me gustaría salir de aquí con un labio partido, no con la lepra...
-¿Te quieres callar? Esta limpio idiota... -Laura sonrió. Le pasó suavemente el paño por el labio
-Oye... ¿Porqué no le has contado que estuve en tu casa? si lo hubieras hecho nos habríamos ahorrado el show...
-Porque quiero que se lo digas tú
-Sería una tontería, ya no consumo. Podríamos contarle solo la parte en la que yo duermo en tu sofá...
-Es que no estoy segura de que algo así vuelva a pasar Marco...
-Tienes que confiar en mi... las cosas me empiezan a ir muy bien ¿sabes?- Acarició la mejilla de Laura
-Démosle un plazo de dos semanas. Si veo que todo está en orden, y no encontramos al que escribió eso, le explico que esa noche estuviste conmigo, y que llegaste a casa en malas condiciones...
-No le digas lo de la coca
-Le diría que viniste como una cuba- Laura sonrió
-Está bien... ahora habla con él, debe de sentirse mal, lo conozco.
-Eso haré. Pero tu tienes que...
-Pedirle disculpas. Lo haré, en cuanto me duela menos y pueda vocalizar te juro que voy y le pido disculpas...
-Vaya Marco, nunca pensé que eso pudiera salir de ti...
-Ya te dije que tú sacas lo mejor de mi Laura- Laura sonrió y le besó con ternura

miércoles, 20 de abril de 2011

Sacas lo mejor de mi

-Es solo una cena de amigos no te emociones- Dijo Marco
-Tranquilo, no me emocionas lo más mínimo
-Pues a juzgar por la cara que has puesto al salir del portal cuando me has visto... yo diría que un poco si...
-Las apariencias engañan
-Ya veo ya...-La miro de arriba a abajo
-¿A qué sitio monstruoso me vas a llevar esta noche?
-Yo no lo llamaría monstruoso... más bien caro
-Oh, qué clase
-¿Lo dudabas?
-Si, a cada momento
-Vaya... gracias- Sonrió

Cuando bajó del coche, Laura se dio cuenta de que estaban en mitad de ninguna parte. Al principio le dio que pensar, ya que había salido con un chico al que prácticamente no conocía, pero sus espectativas cambiaron cuando divisó al final de la colina una casa. Si gritaba la oirían.

-Caminemos un poco- Dijo Marco. Laura se cruzó de brazos, no entendía el concepto que Marco tenía de una cita. Estaban paseando por el campo.
-Si lo llego a saber no me arreglo de esta forma
-Si no te hubieses puesto tan guapa, a lo mejor no te dejaban entrar
-Pero ¿entrar a donde Marco? Estamos en mitad del campo, si es una broma no tiene gracia...
-Me duele que seas tan desconfiada Laurita...-Cuando quiso darse cuenta, un pequeño y acogedor restaurante salió de detrás de una pinada. Era como una pequeña cabaña de roble iluminada por miles de velas y una humeante chimenea.
-Vaya...
-No pretendía llevarte al campo para aprovecharme de ti, y luego cortarte en pedacitos... prefiero asesinarte cruelmente con el estómago lleno
-Oh, qué considerado eres, gracias- Sonrió. Entraron a la cabaña. Era más grande de lo que se veía desde fuera. Una docena de personas disfrutaban de su cena. Una familia, una pareja, un hombre mayor solo, que admiraba una fotografía vieja con la mirada triste. De cada una de las personas de ese hermoso lugar podía imaginarse cual sería su historia.

-Bienvenidos ¿Tienen ustedes reserva?
-Si, a nombre de Marco Falconi
-Oh desde luego, pasen por aquí por favor, les guiaré hasta su mesa
-No se preocupe, tiene usted mucho trabajo
-Que considerado es usted señor Marco. Es la de la esquina, como usted pidió.
-Muchas gracias- Marco sonrió y acompañó a Laura hasta la mesa -¿Impresionada?
-Se lo que es cenar en un restaurante caro, no vengo de una granja Marco
-Oh, eso no lo sabía, no se nada de ti
-No me has dado la oportunidad de hablarte de mi, siempre me abordas
-Cierto...¿Puedo hacerte una pregunta?
-¿Desde cuando pides permiso para algo?
-Cierto...-Esbozó una sonrisa torcida- ¿Cómo es que has accedido a venir?
-Es una historia un poco larga
-Tenemos toda la noche- Sonrió
-Está bien...-Apoyó los codos en la mesa- Antes de llegar a Michigan, vivía en Joulters Cay con mi madre. Ella se puso muy enferma cuando yo tenía 16 años. Mi padre nos dejó, y formó otra familia aquí en Michigan. Cuando mi madre muriera Max, que era mi novio entonces, y yo, teníamos planeado escaparnos unas semanas a España. Mi madre finalmente murió hace 7 meses. Max ni siquiera se presentó en el funeral. Lo esperé durante tres meses, ni una llamada, ni un mensaje, nada. Decidí seguir por mi cuenta y acabé aquí en Michigan, en un piso que mi padre me compró cuando cumplí la mayoría de edad, ya sabes, un premio de consolación. Max apareció por mi casa en cuanto llegué a Michigan. Se intentó excusar diciendo que habían tenido un partido importante, y que no sabía que mi madre moriría tan pronto. Se cree que soy estúpida. Apenas ha estado dos semanas fuera por un partido. Tres meses esperando su llamada cada noche...Y bueno, a partir de esa mala experiencia, me cuesta confiar en la gente. Siempre estoy alejando a todo el mundo de mi lado y, bueno, no alejé a Jake... ¿Porque tendría que alejarte a ti?
-Bueno... soy bastante más problematico que Jake, de eso estarás segura
-Claro- Soltó una carcajada.

Comieron acompañados de una botella de champán y una música algo cursi para el gusto de Laura, pero que se silenciaba siempre que Marco hablaba. Fue muy agradable, y mantuvieron una conversación muy larga durante toda la cena.
-Ahora toca que me hables de ti
-Bueno... mi madre murió cuando Jake y yo éramos muy pequeños. Yo siempre quise ser astronauta, como todos los niños. Pero estudié medicina. Mientras hacía la carrera me enamoré perdidamente de aquella mujer que tienes en frente -Señalo a la mesa que tenía a su espalda, era una mujer preciosa- En la fiesta de fin de carrera le pedí que se casara conmigo, me rechazó, dijo que no estaba preparada. Me enteré que dos meses después de que yo se lo pidiera, se casó con James Hugdington, un tío inglés de la facultad. Me dejó tan destrozado que desde entonces juego con las mujeres a merced de mis caprichos
-Mmmm venganza
-Si, pero creo que ya lo voy superando
-Oh si, bueno es saberlo- Marco agarró la mano de Laura
-¿Nos vamos?
-Vale

Se subieron al coche y estuvieron hablando otro largo rato sobre las anécdotas que la vida les había presentado a cada uno. Risas, sorpresas, metas...
Cuando llegaron al portal de Laura le costó mucho bajarse del coche.
-Bueno... No ha sido tan malo ¿No?- Dijo Marco
-No... me lo he pasado muy bien
-Sacas lo mejor de mi- Dijo con seriedad, hasta que no aguantó más y soltó una carcajada.
-Idiota
-Si, un poco
-Bueno... voy a subir, estoy muy cansada
-Claro, que tengas... que tengas dulces sueños
-Igualmente- Se adentró en el portal, pero Marco la frenó cogiéndola por las muñecas.
Antes de que pudiese hacer nada, Marco la besó suave, pero no fue forzado. Laura disfrutó de ese beso. Le hacía falta una muestra de cariño. Marco se fue separando poco a poco y le acarició las mejillas.
-Ahora si que tendré dulces sueños
-Que tonto eres- Le dio un pequeño beso en los labios- Hasta mañana

Laura se adentró en el portal con una gran sonrisa en la cara. Marco se llevó los dedos a los labios, donde aún quedaba algo de la fragancia de Laura.

lunes, 18 de abril de 2011

Esta noche te haré sentirte especial. Te recojo a las 8, ponte guapa. Marco.
Laura sonrió al ver las palabras de Marco escritas en la factura de su café. Marco era un auténtico capullo, y cualquiera podría darse cuenta. Pero las mujeres somos algo masocas, y no nos atraen los buenos chicos, sino los que son arrogantes y nos hacen daño. Marco era atractivo, siempre iba vestido de traje, y tenía una mirada que dejaba sin aliento. Perdía el encanto una vez sufrías las consecuencias de su embrujo.
-Jake
-¿Que pasa?
-¿Perdón?
-Que he que...
-Ya lo he oído
-No te mosquees
-Que no me mosquee... Así que aquella mañana Marco si que venía de tu casa
-No, ya te dije que no. No sabía que hacía en mi edificio
-Bueno... ¿y a que se debe que hayas cambiado tanto de opinión?
-Desde que llegué, lo único que he hecho es alejar a la gente de mi, me he aislado del mundo, la única persona a la que conozco de verdad eres tú. Yo no soy así, pero me han pasado tantas cosas que...-Las lágrimas se desbordaron sin querer- Todas aquellas personas a las que quería me fueron abandonando- Jake la abrazó
-Sabes que yo te apoyaré siempre. Tu madre estaba enferma y tarde o temprano sabías que pasaría. Max... Max era un capullo que no te merecía y tú le diste puerta, e hiciste bien en hacerlo. Si no hubiesen pasado esas cosas tú y yo no nos habríamos conocido -Laura lloró con fuerza- Cariño no llores...que te pones muy fea- Sonrió forzadamente y se quitó las lágrimas de las mejillas- Ahora vete a casa, que yo le digo a Nick que te encontrabas mal. Pasatelo bien con Marco ¿De acuerdo?
-Vale... gracias Jake- Le abrazó con fuerza y besó con ternura su mejilla
-Mañana te llamo y me cuentas que tal salió la noche- Besó su frente
-Hasta mañana
-Adiós guapo- Laura salió despacio de la cafetería. Cogió una toallita de su bolso y se limpió los chorretes de las mejillas. Pidió un taxi y se dirigió al centro. Una cosa ocupaba su mente. Fue a aquella tienda de ropa que tanto le gustó la última vez y aún seguía el vestid o azúl iluminando aquel escaparate. No lo dudó un segundo y entró a comprarlo. Hacía mucho tiempo que nada le hacía tantísima ilusión. Iba a salir con Marco, y no le disgustaba la idea.
Fue corriendo a casa, ya eran las 7 y aún tenía que arreglarse. Optó por llevar el pelo suelo, al natural, nada demasiado estravagante. Escogió unos tacones de un azul un poco más fuerte que el vestido, y se puso una sombra de ojos azul, a juego con el vestido. Sonó el timbre, y se puso unas gotitas de colonia en el cuello y en las muñecas.
Estaba esperandola en la puerta, elegante como siempre, y con esa sonrisa torcida, tan pícara y a la vez dulce. Cuando la vio salir del portal su rostro cambió.
-Hola...-Dijo Laura tímida, con una leve sonrisa
-Hola
-Bueno...
-Estas preciosa
-Tu también estas muy guapo
-Lo se. Bueno, vamos que llegamos tarde
-¿Donde vamos?
-A mi sitio preferido
-Vale...-La agarró de la mano y la ayudó a subir al coche.
Era el comienzo de una interesante noche.

domingo, 17 de abril de 2011

Autor anónimo

-No es justo- dijo para si misma. No podía dejar de leer la carta una y otra vez. No sabía si reír, llorar... no sabía que sentir al respecto. Nuevos sentimientos se estaban despertando en ella, pero aún era pronto para saber si iban en la misma dirección que los de Jake. Cerró el sobre y se metió en la ducha. Pensaba, lo único que hacía era darle vueltas. Se vistió para ir a trabajar y cruzó los dedos para no encontrárselo en la cafetería.
Él estaba allí, tras la barra conversando con una chica. Laura se acercó y le dio una palmadita en el hombro -Buenos días- Jake la miró como siempre, son una sonrisa -Hola Laurita- Laura lo miró de arriba a abajo, no notó ninguna expresión rara en el, ni signos de que se hubiera ruborizado, nada extraño.
-Tenemos que hablar
-¿Que ha pasado? Si es por lo de el otro día, con Marco... he de admitir que me comporté como un gilipollas, y lo siento, tuve un mal día y lo pagué contigo. Supongo que no me gustó pensar que tú y él podríais ser amigos...no te conviene
-No es sobre eso de lo que quería hablarte, pero acepto tus disculpas
-¿De qué querías hablar entonces?
-De la carta Jake, de la carta
-¿Qué carta?
-La ridícula e infantil carta que...- Le miró a los ojos, no sabía de que hablaba- que tenemos en esta cafetería. ¿Menú de niños? Estamos incentivando a los padres a que los chicos y chicas se crean niños continuamente ¿Pero en que mundo vivimos Jake? Estoy... indignada- Dio media vuelta con resignación y se metió en la cocina -Oh joder, no sabe nada ¿quién ha podido ser?- Por un momento pensó que podría haber sido Marco, pero ¿el sobre? no era suyo, y él había pasado la noche en su casa... las cosas no encajaban. Además, Jake tenía novia, era la chica que estaba sentada en la barra.
Alguien observaba a Laura desde la esquina de la cafetería, con una sonrisa torcida y llena de satisfacción. Laura se sintió observada, y por alguna razón miró hacia esa esquina, pero no había nadie. Le llegó una fragancia que le resultaba conocida. Corrió hacia la puerta y vió alejarse a un chico con traje. Era Marco.
-¡Marco!- Gritó. Marco se giró hacia ella y se metió las manos en los bolsillos
-Hola Laurita
-Has sido tú ¿Verdad?
-Si, soy culpable
-¿Porque lo has hecho?
-¿Hacer el que?
-Vamos, acabas de decirme que si has sido tú
-Lo dije por darle morbo a la conversación
-Oh claro... había olvidado que eras gilipollas...
-Un fallo lo tiene cualquiera
-Bueno, pues nada...- Laura se dio media vuelta y se metió en la cafetería. No entendía nada, la carta estaba firmada por Jake, pero él no había sido el autor de tal declaración. Solo una persona más sabía que ellos dos habían ido a aquel bar esa noche.




domingo, 3 de abril de 2011

En busca de la felicidad

La felicidad está donde tu la pongas. Cierra fuerte los ojos y recuerda donde la viste por última vez, solo allí la encontrarás









sábado, 2 de abril de 2011

PD: Te quiero

-Vaya, hola hermanito
-Hola ¿Qué haces tú aquí?
-Nada que deba preocuparte ¿Y tú?
-Yo vengo a ver a Laura. Está enferma y vengo a ayudarla un poco, me he pedido el día libre en el trabajo
-Oh, que educado eres
-Es mi amiga y es lo mínimo que puedo hacer por ella
-Claro...
-Un momento ¿Qué se te ha perdido a ti por esta zona?
-Ya te he dicho que no pasa nada, no seas pesado
-Vienes de casa de Laura
-Pero que dices tío...
-Ya has vuelto a molestara ¿No?
-No he molestado a nadie. ¿Quieres sabes lo que hago aquí? Aquí vive una amiga muy simpática de la clínica con la que he pasado una preciosa noche ¿Quieres saber lo que hicimos Jake?
-Que asco me das...
-Tú preguntaste.
-En fin... voy a casa de Laura- Jake subió por la escalera contraria
-¡Jake!- Gritó Marco
-¿Si Marco?
-Se te han caído las servilletas
-Gracias...- Marco salió del edificio con una sonrisa torcida, el plan de Jake no había funcionado. Jake subió por las escaleras, sin conseguir quitarse de la cabeza la imagen de Marco saliendo del edificio de Laura. Ninguno de sus médicos de la clínica vivía por esa zona, o al menos eso recordaba de la última cena de empresa a la que le llevó su hermano. Decidió no darle más vueltas y llamó al timbre
-¿Sí?
-Soy Jake- Laura corrió por toda la casa, dejando pañuelos de papel arrugados por el suelo, desordenando un poco el salón y poniéndose una manta sobre los hombros para que Jake pensara que estaba enferma. Se despeinó un poco y abrió la puerta.
-Vaya... hola Jake
-Que... que cara llevas Laurita
-Si, una noche muy movida- La imagen de Marco volvió a la mente de Jake
-Pobrecilla
-Bueno... me encuentro mucho mejor, podré ir a trabajar esta tarde sin problemas.
-Y esta mañana también por lo que veo
-¿Qué quieres decir?- Le hizo pasar
-Que a mi no me engañas Laura
-¿Cómo?
-He visto salir a Marco de tu edificio
-¿A Marco?
-Si, Marco, mi hermano, la persona que tu detestas, salía de tu edificio
-¿Y?
-Explícamelo tú
-No tengo nada que explicarte, no se que hace Marco dando vueltas por mi edificio. Algún amigo suyo vivirá por aquí.
-No, sólo una persona que el conoce vive aquí, y eres tú
-Mira Jake, piensa lo que quieras
-¿Estais...?
-Dios Jake, si te vas a estar montando paranoias te vas
-Quiero que me digas la verdad, pero mírame a los ojos Laura- Laura se acercó a el y le miro a los ojos
-Marco no ha estado en esta casa, ni lo estará jamás.
- Está bien...
-¿Qué es lo que te molesta tanto Jake?
-No me molesta, simplemente quiero que seas sincera conmigo
-Me da la sensación de que te molestó ver salir a Marco de mi edificio
-No, en realidad me da igual
-Y en el caso de que hubiera estado aquí, ¿qué más te da?
-A mi me... me da igual. Simplemente me parecería extraño que de detestarlo a muerte, lo metieses en tu casa
-Por cómo te has puesto parecías celoso
-No estaba celoso, ni mucho menos...
-Vale, porque te recuerdo que tú y yo somos amigos, y tú tienes novia, tema del que por cierto no te has dignado a decirme ni una sola palabra.
-No tengo nada que decir
-No, no tienes nada que decirme a mí
-Pues eso
-Bueno, está bien, no me digas nada, no me importa lo que hagas o dejes de hacer con tu novia. Se me está revolviendo el estómago, ¿Porque no te largas y me dejas tranquila?
-Tampoco hace falta que te pongas así
-Entras en mi casa llamándome mentirosa, acusándome de cosas que se te pasan por la cabeza, me montas una escenita de sinceridad, y luego yo te pido que seas sincero conmigo y me dices "No tengo nada que decir"
-Vale, lo siento... te contaré todo, vamos a sentarnos...
-No, gracias, creo que se me han quitado las ganas de saber nada de ti hoy. Márchate- Dejó una bolsa encima de la mesa de la cocina y se fue.
Laura se sentó en el sofa y se quedó con la mirada perdida. ¿Qué había hecho? había echado a su mejor amigo de su casa por una tontería. Él sospechaba algo, pero no podía contárselo ella, tendría que hacerlo Marco. Si Jake se enteraba de que Marco había pasado la noche en su casa no le hablaría jamás. Y luego el tema de su novia... cambiar de tema tan drásticamente le salió caro. ¿Quién era esa chica a la que besó Jake en aquel bar? ¿Y porqué le importaba tanto?. Al pasarse esos pensamientos por la cabeza de Laura se sintió mal de verdad y fue corriendo al baño. Jake había puesto enferma a Laura, literalmente.
Horas más tarde sonó el teléfono.
-¿Si?
-Hola Laurita
-¿Quién es?
-Soy yo, Marco
-Ah, hola... ¿cómo te encuentras?
-Bien, perfectamente
-Ah, vale
-Espero que Jake no te haya montado una escena
-Lo ha hecho, sospecha algo
-No te preocupes, no se enterará, yo me encargo
-¿Y cómo lo vas a hacer?
-Me aseguraré de que me vea salir con una señorita del portal de tu edificio
-De acuerdo...
-Lau
-¿Qué?
-Muchas gracias por todo lo que hiciste anoche por mi
-De nada... pero te agradecería que no volvieras a mi casa por favor
-¿Porqué?
-Por que no quiero verte por aquí. Marco, eres buen tío, pero estás mal, no me convienes y no quiero buscarme peleas con Jake
-Bueno... vale
-Adios - Laura colgó y se marchó a su habitación a vestirse. De pronto recordó la bolsa que Jake había dejado en la mesa de la cocina. La abrió y encontró una chocolatina, un sobre para hacer sopa, una caja de pañuelos de papel y una carta. Cogió el sobre y leyó despacio:

Querida Laura:

No me he atrevido a hablar esto contigo aún, porque no sabía como explicarte todo lo que me ha pasado estas últimas semanas. Desde que te conozco me has demostrado que eres una gran amiga y que puedo confiar en ti. La otra noche, cuando fuimos a aquel bar, besé a una chica. Se llama Nina, la conocí hace un par de meses en un festival de música en Ohio, con el que fui con un par de colegas. Ella es increíble, pero... no se, las cosas no van. Desde aquella noche no la volví a llamar, ni la volví a ver. Hay algo que me ronda la cabeza desde que te conozco y... no se. No se explicarme, supongo que me importas más de lo que te esperabas y de lo que yo mismo me esperaba. Las cartas de amor no son mi fuerte, pero no sabía de que otro modo decírtelo.

Jake

PD: Te quiero.