miércoles, 20 de abril de 2011

Sacas lo mejor de mi

-Es solo una cena de amigos no te emociones- Dijo Marco
-Tranquilo, no me emocionas lo más mínimo
-Pues a juzgar por la cara que has puesto al salir del portal cuando me has visto... yo diría que un poco si...
-Las apariencias engañan
-Ya veo ya...-La miro de arriba a abajo
-¿A qué sitio monstruoso me vas a llevar esta noche?
-Yo no lo llamaría monstruoso... más bien caro
-Oh, qué clase
-¿Lo dudabas?
-Si, a cada momento
-Vaya... gracias- Sonrió

Cuando bajó del coche, Laura se dio cuenta de que estaban en mitad de ninguna parte. Al principio le dio que pensar, ya que había salido con un chico al que prácticamente no conocía, pero sus espectativas cambiaron cuando divisó al final de la colina una casa. Si gritaba la oirían.

-Caminemos un poco- Dijo Marco. Laura se cruzó de brazos, no entendía el concepto que Marco tenía de una cita. Estaban paseando por el campo.
-Si lo llego a saber no me arreglo de esta forma
-Si no te hubieses puesto tan guapa, a lo mejor no te dejaban entrar
-Pero ¿entrar a donde Marco? Estamos en mitad del campo, si es una broma no tiene gracia...
-Me duele que seas tan desconfiada Laurita...-Cuando quiso darse cuenta, un pequeño y acogedor restaurante salió de detrás de una pinada. Era como una pequeña cabaña de roble iluminada por miles de velas y una humeante chimenea.
-Vaya...
-No pretendía llevarte al campo para aprovecharme de ti, y luego cortarte en pedacitos... prefiero asesinarte cruelmente con el estómago lleno
-Oh, qué considerado eres, gracias- Sonrió. Entraron a la cabaña. Era más grande de lo que se veía desde fuera. Una docena de personas disfrutaban de su cena. Una familia, una pareja, un hombre mayor solo, que admiraba una fotografía vieja con la mirada triste. De cada una de las personas de ese hermoso lugar podía imaginarse cual sería su historia.

-Bienvenidos ¿Tienen ustedes reserva?
-Si, a nombre de Marco Falconi
-Oh desde luego, pasen por aquí por favor, les guiaré hasta su mesa
-No se preocupe, tiene usted mucho trabajo
-Que considerado es usted señor Marco. Es la de la esquina, como usted pidió.
-Muchas gracias- Marco sonrió y acompañó a Laura hasta la mesa -¿Impresionada?
-Se lo que es cenar en un restaurante caro, no vengo de una granja Marco
-Oh, eso no lo sabía, no se nada de ti
-No me has dado la oportunidad de hablarte de mi, siempre me abordas
-Cierto...¿Puedo hacerte una pregunta?
-¿Desde cuando pides permiso para algo?
-Cierto...-Esbozó una sonrisa torcida- ¿Cómo es que has accedido a venir?
-Es una historia un poco larga
-Tenemos toda la noche- Sonrió
-Está bien...-Apoyó los codos en la mesa- Antes de llegar a Michigan, vivía en Joulters Cay con mi madre. Ella se puso muy enferma cuando yo tenía 16 años. Mi padre nos dejó, y formó otra familia aquí en Michigan. Cuando mi madre muriera Max, que era mi novio entonces, y yo, teníamos planeado escaparnos unas semanas a España. Mi madre finalmente murió hace 7 meses. Max ni siquiera se presentó en el funeral. Lo esperé durante tres meses, ni una llamada, ni un mensaje, nada. Decidí seguir por mi cuenta y acabé aquí en Michigan, en un piso que mi padre me compró cuando cumplí la mayoría de edad, ya sabes, un premio de consolación. Max apareció por mi casa en cuanto llegué a Michigan. Se intentó excusar diciendo que habían tenido un partido importante, y que no sabía que mi madre moriría tan pronto. Se cree que soy estúpida. Apenas ha estado dos semanas fuera por un partido. Tres meses esperando su llamada cada noche...Y bueno, a partir de esa mala experiencia, me cuesta confiar en la gente. Siempre estoy alejando a todo el mundo de mi lado y, bueno, no alejé a Jake... ¿Porque tendría que alejarte a ti?
-Bueno... soy bastante más problematico que Jake, de eso estarás segura
-Claro- Soltó una carcajada.

Comieron acompañados de una botella de champán y una música algo cursi para el gusto de Laura, pero que se silenciaba siempre que Marco hablaba. Fue muy agradable, y mantuvieron una conversación muy larga durante toda la cena.
-Ahora toca que me hables de ti
-Bueno... mi madre murió cuando Jake y yo éramos muy pequeños. Yo siempre quise ser astronauta, como todos los niños. Pero estudié medicina. Mientras hacía la carrera me enamoré perdidamente de aquella mujer que tienes en frente -Señalo a la mesa que tenía a su espalda, era una mujer preciosa- En la fiesta de fin de carrera le pedí que se casara conmigo, me rechazó, dijo que no estaba preparada. Me enteré que dos meses después de que yo se lo pidiera, se casó con James Hugdington, un tío inglés de la facultad. Me dejó tan destrozado que desde entonces juego con las mujeres a merced de mis caprichos
-Mmmm venganza
-Si, pero creo que ya lo voy superando
-Oh si, bueno es saberlo- Marco agarró la mano de Laura
-¿Nos vamos?
-Vale

Se subieron al coche y estuvieron hablando otro largo rato sobre las anécdotas que la vida les había presentado a cada uno. Risas, sorpresas, metas...
Cuando llegaron al portal de Laura le costó mucho bajarse del coche.
-Bueno... No ha sido tan malo ¿No?- Dijo Marco
-No... me lo he pasado muy bien
-Sacas lo mejor de mi- Dijo con seriedad, hasta que no aguantó más y soltó una carcajada.
-Idiota
-Si, un poco
-Bueno... voy a subir, estoy muy cansada
-Claro, que tengas... que tengas dulces sueños
-Igualmente- Se adentró en el portal, pero Marco la frenó cogiéndola por las muñecas.
Antes de que pudiese hacer nada, Marco la besó suave, pero no fue forzado. Laura disfrutó de ese beso. Le hacía falta una muestra de cariño. Marco se fue separando poco a poco y le acarició las mejillas.
-Ahora si que tendré dulces sueños
-Que tonto eres- Le dio un pequeño beso en los labios- Hasta mañana

Laura se adentró en el portal con una gran sonrisa en la cara. Marco se llevó los dedos a los labios, donde aún quedaba algo de la fragancia de Laura.

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