sábado, 18 de diciembre de 2010

A última hora


Charlie trabajaba en una gasolinera los fines de semana, necesitaba el dinero para la universidad. El 7 de Agosto le tocó encargarse de los depósitos de gasolina, un auténtico coñazo. Estaba harto de encontrarse con el típico camionero agresivo que le metía prisa cuando él no era el que iba despacio, si no el surtidor de gasolina. Este día fue diferente. Estaba ojeando una revista de coches cuando un escarabajo rojo se paró en el surtidor 4 para repostar. Del coche se bajó una chica joven, de unos 19 años, cabello oscuro y largo, con unas gafas de sol enormes y una camisa a juego con su coche. Ella entró en la gasolinera y le dedicó una sonrisa a Charlie.

-Mmm... Hola... Charlie - Charlie la miró extrañado, no se conocían de nada y ¿lo había llamado por su nombre?. La chica se dió cuenta de la reacción de Charlie y soltó una carcajada
-Se que te llamas Charlie por tu etiqueta, no te ralles- Y volvió al reirse
-Ah... no me había dado cuenta, perdona -Charlie soltó una carcajada y se sonrojó- Bueno, ¿Qué necesitas?
-Pues... dame un par de chupachups de fresa, una caja de chicles de clorofila y cargame 20 euros al depósito 4, por favor
-Enseguida- Charlie le cobró y le sonrió
-Muchas gracias Charlie, hasta luego - Le guiñó el ojo y se montó en su escarabajo
-Hasta luego... - Dijo Charlie a la nada.

Charlie empezó a amar su trabajo solo por ella, por que ella se presentaba todas las semanas en su gasolinera. Un día estaba reponiendo las chocolatinas en el tercer pasillo cuando Dianne entró por la puerta.

-Charlie? - Lo buscó con la mirada
-Eh, aquí - Levantó la mano entre las estanterías-
-Hola guapo, ¿me ayudas a cambiar la rueda del coche?
-Claro -Charlie sonrió a Dianne. Salieron fuera de la gasolinera y Charlie le ayudó a cambiar la rueda del coche. Charlie no se quería seguir escondiendo, y se lanzó.
-Mmm... Dianne... esto... yo... me preguntaba si tu... si querías...
-A ver Charlie, arranca -Soltó una carcajada.
-Si, a ver... que si querías... no se... salir conmigo? si, salir conmigo, esta noche, podemos ir al cine, o a cenar algo por ahí, o...
-Me encantaría ir a cualquier sitio contigo Charlie, ¿Te ha costado eh? llevo esperando a que me invites a salir un mes -Sonrió
-Vaya... podría haberme evitado muchos quebraderos de cabeza... -Soltó una carcajada.
-Si, tonto -Ella le cojió por el cuello y le besó. Esa misma noche fueron al cine y luego a cenar y pasear por la playa. Un día quedaron para ir al centro comercial y luego a casa de Charlie a pasar la tarde, ver algunas películas. Cuando estaban en casa de Charlie entablaron conversacion.

-Oye Charlie, ¿Qué vas a hacer cuando acabes el instituto?
-Pues... iré a la universidad, quiero estudiar Medicina ¿Y tú?
-Pues... yo quiero ser actriz, es lo que más quiero. Me volveré loca, iré a una escuela de interpretación y cuando sea famosa y gane el oscar me casaré contigo, tendremos tres hijos, John, Nikki y Emily, o tal vez Cady, o... - Charlie la calló con un beso. Le gustó la idea de que ella lo quisiera en su vida, de que quisiera formar una familia con él.

Un día, Charlie estaba cerrando la gasolinera cuando Dianne apareció con un par de bolsas de Starbucks -Te hace?- exclamó. Charlie la besó con ternura y le puso su cazadora -Anda, peligro, te vas a helar-. Subieron al tejado de la gasolinera. Imaginad un tejado cutre, un letrero brillante de GASOIL 0.95 y otro de PAN RECIÉN HECHO. Cutre, ¿verdad? Pues a ellos les bastaba, abrazados, mirando las estrellas contandose sus cosas, sonrisas, abrazos, besos, fotos...

-Oye cariño ¿Te puedo preguntar una cosa? - Le dijo Charlie a Dianne entrelazando los dedos de su mano con la de ella
-Claro, dime -Sonrió.
-Ya se que solo llevamos 5 meses juntos, pero... te quiero y creo... bueno no, estoy seguro de esto, y me lo dijiste hace 4 meses y me pareció una tontería pero... pero ahora...
-Ayyy! de qué hablas? me estás poniendo nerviosa
-Dianne Marie Evans ¿Quieres casarte conmigo? - Charlie sacó un anillo de su bolsillo trasero del pantalón.
-DIOS MÍÍÍO -Gritó, saltó, rió, cantó Dianne - Si, si si si si si si!! y mil veces si! -le abrazó y le besó con fuerza- Si quiero!- Charlie puso el anillo en su dedo y se besaron con ternura.
-Te quiero
-Y yo a tí, peligro.

Semanas después Dianne iba en su coche, camino de casa de sus padres, iba a contarles la noticia, muerta de miedo, nerviosa. Puso la radio, compró un café por el camino. Le pegó un trago, dos, tres tragos, cuatro... en el quinto trago el café se le resvaló de las manos y se derramó en su pantalón, quemaba mucho. Se distrajo intentando limpiarse... perdió el control del coche. Charlie estaba en la gasolinera cuando sonó el teléfono...

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