jueves, 8 de octubre de 2009

Cierra los ojos


Tenía ganas de saber que es lo que me esperaba al cruzar la calle, estaba nerviosa. El me cogía de la mano mientras doblábamos la esquina de la calle mayor. El muy idiota tenía una sonrisa de satisfacción en los labios que me ponía histérica. Y pensar que hace unas semanas me odiaba, se reía de mi con sus amigos... Claro, entonces era la nueva, la rara. Pero, estas últimas semanas, cada vez que me veía, sus ojos cogían un brillo especial, cosa que yo no comprendía...

-¿Me dices donde coño vamos?
-No seas impaciente, anda.
-Llevamos como media hora caminando, y me estás poniendo de los nervios...
-¿Te pongo nerviosa?

Se le escapó una risita, y a mi, sin dar explicaciones, se me sonrojaron las mejillas.

-Sabes que si.
- Mmm... Me gusta.
-Pues a mi no, asique, dime donde vamos.
-Shhh, espera un poco.
-Idiota.
-Impaciente.

Parecía que por fin llegábamos al sitio que para el parecía importante. Estaba confusa, porque no sabia que hacíamos allí. Derrepente se acercó a mi oído y me dijo:

-Cierra los ojos.

Me estremecí, se me puso la piel de gallina y no pude evitar una sonrisa. Ah, y por supuesto, cerré los ojos. Noté como poco a poco algo se acercaba a mi, lenta y cuidadosamente. Supuse lo que iba a pasar. Posó sus labios sobre los míos y me dijo:

-Ya puedes abrirlos.
-¿A que viene todo esto?
-No se... Tenia la extraña necesidad de hacerlo.
-¿Y se puede saber porque me traes a la quinta mierda para darme un beso?
-Lo hice porque...
-¿Porque te vergüenzas de lo que has hecho? ¿es eso?
-No
-Entonces... ¿porqué?
-Porque tenía ganas de aislarme de todo y de todos para estar contigo.
-Ya...¿y mañana harás como si no hubiera pasado nada?
-No...
-¿Entonces?
-Date la vuelta, anda.

Me dí la vuelta.

-Te odiare siempre Alex...

Y entonces, lo besé.

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